Reynerio Tamayo expone: el Edén (y el orgasmo) es de quien lo trabaja

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‘Héroes Vs. Superhéroes’, Reynerio Tamayo, 2019

No es un asunto sencillo ni tema baladí, para conseguir Edén y orgasmo hay que emplearse a fondo. Reynerio Tamayo (Niquero, Granma, 1968) puede dar fe de ello. Trabajar y entender el orgasmo, vivir y explicar el Edén; todo lo que puede decir de ambos ha quedado plasmado en los lienzos de Edén Habana. La exposición quedó inaugurada el 14 de noviembre de 2019 en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam.

La Habana y los habaneros no gravitan en esta exposición. Están, son; escenarios y personajes más o menos ilustres van componiendo los diferentes episodios del devenir de una ciudad que, para sorpresa de no pocos cubanos, fue declarada Ciudad Maravilla.

Cuando el caminante se abandona en su paseo por la Capital, da igual si su aventura transcurre en los municipios del centro o la periferia, a su paso encontrará una sorprendente y ecléctica arquitectura donde se entreveran inmuebles en estática milagrosa y derrumbes, vertederos como magma acumulándose para desbordarse sobre el asfalto, inestabilidad y caos en el transporte, servicios dramáticamente pésimos y flamantes hoteles para clientes de muy alto estándar.

En medio de todo están quienes la viven, esos sujetos que le dan orden y sentido: gente común y a la moda, pícaros de toda laya, dementes y mendigos, y aquellos que, desde otros “cotos de mayor ralea”, también han ido configurando el rostro y el cuerpo social, cultural, económico y político de la urbe toda.

Bajo el duro sol del Trópico la Capital ha arribado a sus 500 años de fundada. Edén Habana se instaura en este noviembre como una suerte de homenaje a la ciudad.

“No hay una fórmula para hablar sobre una realidad”, dijo Tamayo en una entrevista para OnCuba a propósito de La Habana, los habaneros y la exposición del Lam. “Cada cual la interpreta a su manera. Yo me voy más hacia la posibilidad que brinda el humor. Estos personajes han dejado una huella por su actividad y su dedicación y uno tiene que homenajear eso. Se trata sencillamente de la manera en que yo veo a esos personajes.”

La serie Habaneros ilustres (técnica mixta sobre lienzo, 2019) es algo más que un álbum de fotos o retrato de grupo. Cítense algunos nombres: Eusebio Leal, Capablanca, Martí, Dulce María Loynaz, Lezama, El Caballero de París, Chano Pozo, Leo Brouwer, Elena Burke, Fernando Ortiz, Alicia Alonso y Titón.

Es larga la nómina de sujetos ilustres. La serie toda es muy elocuente desde su aparente parquedad. Desde la síntesis, destacando lo trascendental, cada lienzo resume la obra y vida de los habaneros elegidos por Tamayo.

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Allí está la intensidad y el dramatismo de la obra visual de Antonia Eiriz, la pelota y el alma en el terreno tanto en el cuerpo de Adolfo Luque o el de Padura, la crónica social vista y traducida a la música por Juan Formell, los puños enguantados y los zapatos de dos tonos de Kid Chocolate, y la pasión por el piano vivida por Bola de Nieve y Chucho Valdés.

Visto así, casi nada ha quedado afuera, porque Tamayo ha resumido en los lienzos las artes y la literatura, el deporte, la vida nocturna de clubes y cabarets, la antropología y la historia, la restauración de una ciudad sin abducir de ella a sus moradores, la noble insania mental, el cine, los pregones, y a Martí, “el que tiene la llave”, o ese misterio que nos acompaña.

Desde el humor, a veces echando mano de técnicas propias de la caricatura y el diseño del cartel, consigue unir no pocos hilos para mostrarnos parte del tejido cultural y social de la urbe y el país.

“Se trata de personas que han sido muy relevantes, incluso también en la muestra también hay personajes del pasado”, dijo en la entrevista realizada por Michel Hernández.

“Son seres con un legado muy importante en la vida de todos y que se han convertido en símbolos que de alguna manera nos representan. […] Es hora de rescatar estas figuras. No puedes construir el futuro ni el presente sin conocer el pasado. Es un rescate también de personas que están en todos los ámbitos de la sociedad […]. Ellos formaron parte de la vida de nuestros abuelos o padres y nosotros venimos de ese legado”, prosigue Tamayo.

Pero en Edén Habana están otros rostros y escenarios. Además de la vieja arquitectura ecléctica que caracteriza a la Habana Vieja, Centro Habana o el Cerro, los almendrones, y los personajes que le otorgan el “color local”, la ideología y la política instaurada en el país a partir de enero de 1959, más el ritmo y las nuevas tecnologías entreveradas a religión, la vanidad y levedad del siglo XXI se cristalizan en no pocos lienzos exhibidos en el Lam.

Las Escuelas de Arte del ISA en Cubanacán, la Plaza de la Revolución y Batman, Pollock respondiendo a una supuesta entrevista a propósito de las relaciones Cuba-USA, los superhéroes de la Marvel enfrentados y derrotados por un comando élite, Darth Vader abandonado a la lectura de una edición del Granma correspondiente al día de la llegada de Obama a La Habana hablan de la manera en que Tamayo observa y se interesa por lo real, por la realidad, por todo lo que la afecta y lo afecta.

“Pinto mis preocupaciones, que son las de mucha gente, aunque deberían ser las de todos”, dijo en conversación con Rafael Grillo. “No digo que mi opción sea mejor ni peor que la de otros que eligen hacer un arte autorreferencial, volcado hacia dentro. Pero yo no quiero hacer algo hedonista, ni tampoco concesiones. Quiero hablar de lo que hoy conmina a todos: la guerra, la violencia, los atropellos del poder, la exclusión […] de hacia dónde vamos, del destino humano”.

En la conversación con Grillo, Reynerio Tamayo refiere que Picasso hizo el Guernica y Goya los Desastres: “Ahí está todo el dramatismo y la angustia de la guerra; pero igualmente el ingenio, el absurdo, la sutileza de la ironía, que nos hacen más llevadero el llamado a la reflexión”.

Sí, es la manera con la que Tamayo ve y explica el Edén, es el goce tras arribar a él y padecerlo en mayor o menor medida.

La exposición Edén Habana estará abierta al público hasta el 11 de enero de 2010.

 

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AHMEL ECHEVARRÍA
Ahmel Echevarría (La Habana, 1974). Narrador cubano. Ha publicado los libros Inventario (Premio David 2004, cuento, Ediciones Unión, 2007), Esquirlas (Premio Pinos Nuevos 2005, novela, Editorial Letras Cubanas, 2006), Días de entrenamiento (Premio Franz Kafka de Novelas de Gaveta 2010), Búfalos camino al matadero (Premio José Soler Puig 2012, novela, Editorial Oriente, 2013), La noria (Premio de Novela Ítalo Calvino, 2012, Ediciones Unión, 2013; Premio de la Crítica Literaria de Cuba 2013), Insomnio –the fight club– (relatos, Letras Cubanas, 2015), y Caballo con arzones (Premio Alejo Carpentier de Novela 2017, Editorial Letras Cubanas, 2017; Premio de la Crítica Literaria de 2017).

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