‘Jungla de asfalto’ o el repentismo de Maikel Sotomayor y Marcel Márquez

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Díptico ‘Dos azules en la memoria’, de Maikel Sotomayor, en el restaurante-bar Más Habana

La muestra Jungla de asfalto, colaboración entre los artistas Maikel Sotomayor (Manzanillo, 1989) y Marcel Márquez Martínez (La Habana, 1985), se inauguró el pasado 5 de enero en el restaurante-bar Más Habana (calle Habana, #308, entre San Juan de Dios y O’Reilly, La Habana Vieja).

Maikel Sotomayor se ha convertido, a sus treinta años, en uno de los artistas visuales ineludibles en el arte contemporáneo cubano. Es egresado de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro (2004-2008), donde integró el grupo Las Nuevas Fieras, dirigido por la destacada pintora y profesora Rocío García (2007-2008).

Con más de una decena de exposiciones personales y una treintena colectivas, Sotomayor se inscribe en el “sistema” de la pintura cubana de manera plenamente convincente. Entre otras, destacan las exposiciones Con Musashi en Viñales (Casa Oswaldo Guayasamín, La Habana, 2016), Paisajes menguantes (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, Geneva, 2017) y Tierra y paisajes de Cuba (Begramoff Gallery, Bruselas, 2018).

Jungla de asfalto, muestra en colaboración con el artista visual cubano Marcel Márquez, también conocido como MiniMaxVj (“mínimo de recursos máxima calidad”), “surge a partir de la necesidad de colaborar, de tolerar, de hacer coincidir maneras que aparentemente no se pueden mezclar”. “Nosotros hacemos esas inconexiones solubles”, comenta Marcel, especialista en la técnica de video proyección mapping, quien nunca se interesó por las artes tradicionales desde que estudiaba en San Alejandro (2002-2006).

“Empecé haciendo video performance y documentando mis acciones de intervención en la ciudad. Después estudié en una Cátedra que se llamaba Arte de Conducta (2005-2007) donde la inserción social era casi una condición”, especifica Marcel, que además estudió de manera inconclusa Diseño Escenográfico en la Universidad de las Artes de Cuba (2008-2010).

Dentro de su producción creativa destaca Bajo condiciones difíciles BCDcrew (2007-2009); Las pistolas rosadas (2008-2009); Isla mapeada en Grupo (2012-2014), que fue el primer colectivo de video mapping cubano.

“Hoy vivo en Argentina”, indica Marcel, que se autodenomina “un productor de sentidos y metáforas de audiovisuales rítmicos”. Y agrega:

“Me comuniqué con Maikel y le dije que en Jungla de asfalto yo terminaría de pintar sus cuadros [Pupila de pájaro y Dos azules en la memoria] de forma digital. Con el video mapping completo la naturaleza que no está en los cuadros de Sotomayor. Creo que no hay antecedentes de esta práctica en el contexto cubano. Lo que hago es sembrar… Siembro plantas que crecen de manera digital. Palmas. Lo que hago en Jungla de asfalto es intervenir sobre la obra de otro artista y «siembro» nuevos significados.”

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Marcel Márquez mapea (representa las partes de un todo) en Jungla de asfalto. Impugna. Niega nuestras nociones de unicidad artísticas, posesión y propiedad, en esta muestra colaborativa. Correlaciona. Jungla de asfalto es una muestra problematizadora de los valores nacionales, desnaturalizadora en su afán por re-conocer la jungla.

“Hablar de jungla ahora mismo en Cuba –asegura Maikel Sotomayor– tiene que ver con sociedad. Cómo se comporta la sociedad cubana. Cómo funciona. Cómo se enrarece. Hoy, hablar de sociedad en Cuba es hablar de jungla. Donde pudieras encontrar cualquier cosa. Mala yerba. Guisazo. De todo. Lo que te beneficia y lo que te perjudica.”

En lo que podríamos denominar una “metaficción historiográfica” de la identidad nacional, Maikel Sotomayor enarbola en Pupila de pájaro el ave nacional, inmaculado por el imaginario colectivo, el tocororo.

El tocororo es el “impulso alegórico”. Este “impulso alegórico” termina siendo una deformación del ave. Al deformarse el ave, se deforma una sensibilidad nacional, una identidad hegemónica de lo cubano, que dista mucho de ser un abigarrado tocororo monumental.

El tocororo de Maikel Sotomayor es el tocororo de la intemperie. Una piedra a la intemperie. Un rumor. Es un tocororo desamparado. Tenue. Leve. Ingrávido. Desgarrado. Desolado. Cambiante. Un aleteo al oscurecer. Su constante es la brisa. El tocororo de Maikel Sotomayor parce pintado en rachas, y se repliega sobre un punto, un ritmo. Este tocororo es una yagua pudriéndose al sol.

“Yo crecí en el campo y mi familia es de la Sierra Maestra –nos dice Maikel–. He especulado mucho alrededor de la imagen del tocororo. Distorsiones del tocororo. Ningún tocororo que pinto se parece al real. Metáfora. El tocororo de Pupila de pájaro parece más una gaviota que un tocororo, pero tiene los colores del tocororo.”

Asimismo, el díptico Dos azules en la memoria “es una pieza de reflejo”. En un estanque hay una carpa y un loto. Hay plantas acuáticas que tienen “la impronta de la jungla”. Un desbordamiento de vegetación. Sobre esta vegetación palmas digitales. Palmas improvisadas por el video mapping. Palmas sembradas. Repentismo de palmas. Jungla de asfalto es un desbordamiento de vegetación invisible.

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