William Bronk

Según Ben Lerner, la poesía de William Bronk –uno de los escritores norteamericanos que se insertan de manera inequívoca en la genealogía inaugurada por Wallace Stevens– es una rara mezcla de densidad filosófica y extrema simplicidad lingüística que, al menos para él, “no consigue funcionar”. En general, los juicios de Lerner son acertados, pero quizás en este caso su curioso desdén por Bronk es menos una opinión crítica objetiva (si es que existe algo así) que una consecuencia de su admiración por John Ashbery, ese otro gran discípulo de Stevens que muchos consideran el mayor poeta contemporáneo en lengua inglesa.

Así, para Lerner, a pesar de su predecesor poético compartido, el ascetismo estilístico de Bronk estaría en las antípodas de la exuberancia de Ashbery, mientras que la escritura de este último, con su énfasis en lo metapoético y la elisión del referente, sería superior a la de Bronk, más tradicional y orientada a la descripción del “mundo visible”. Pero el asunto es un poco más complejo: la supuesta simplicidad estilística de Bronk es muchas veces engañosa y, en cualquier caso, sus textos son a menudo tan enigmáticos como los de Ashbery, ejemplos magníficos de esa “latencia de significación diferida” que para algunos teóricos es la esencia de la gran literatura.

En pleno verano

Un mundo verde, una escena de verde profundo
Con luces azules, lo verde profundizado por lo azul.
Uno piensa cómo en ciertos cuadros los envidiados paisajes
Pueden contemplarse (a través de una ventana, quizás) mucho más allá
Del sereno rostro del modelo, más allá de su pose serena, como si
En algún espejo imposible, puesto al revés, la serenidad humana
Contemplase un mundo verde que observa su rostro.
Y mira ahora,
Aquí está ese lugar, esos verdes
Están aquí, profundizados por el azul. El aire
Que respiramos es dulce, fresco, cálido, impregnado del aroma de las bayas.
Estamos aquí, estamos aquí: la tierra es hermosa más allá de todo cambio.

La metonimia como un acercamiento al mundo real

Ya sea que lo que percibimos de este mundo
Es la esencia de este mundo solamente o la de
Cualquiera de muchos mundos posibles –¿qué esencia es esa, en todo caso?–
Algo de lo que sentimos podría ser cierto, podría ser el mundo,
Lo que es, lo que sentimos.
En cuanto al resto, una tregua es posible, la tolerancia de los viajeros, devorando la comida extranjera, intentando pronunciar palabras que traban la lengua, sentir ese tiempo y ese lugar,
No pensar que este es el mundo real.
De acuerdo: todos los relojes dan la hora local;
De acuerdo: “aquí” es cualquier lugar al que lleguemos y en el que
Ocupemos un espacio.
De acuerdo: construimos un mundo:
¿Acaso hay algo aprehendido allí, contenido allí,
Algo real, algo que podamos sentir?
Una vez, en una ciudad bloqueada y atestada,
Vi derramarse una luz sobre el abismo de una calle,
Palpable y azul, como si hubiese venido de, digamos,
El mar, la pureza del espacio.

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